Sopa de Papas con Crema y Poblano: Receta Extra Cremosa

Hay dos tipos de sopa de papa en este mundo: la que es básicamente agua tibia con trozos tristes de papa flotando, y ESTA. La que te transporta directo a la cocina de tu infancia, la que te reconforta el alma y te hace pensar “¿por qué no como esto más seguido?”. Esta receta es un tesoro familiar, directo del recetario mental de mi mamá y oficialmente una de mis tres comidas caseras favoritas de todos los tiempos.

Durante años, cada vez que comía una “sopa de crema y papa” fuera de casa, la decepción era la misma: una versión pálida y sin chiste. Así que me di a la tarea de robarle la receta a su creadora para entender el secreto detrás de esa textura perfecta, cremosa y con el ligero picor del chile poblano que la hace inolvidable.

Y hablando de tesoros, ¿sabías que la papa, este humilde tubérculo que hoy nos da tanta alegría, es originaria de los Andes y fue considerada una planta exótica y decorativa en Europa antes de que se dieran cuenta de que era deliciosa? Pues esta sopa es igual: parece sencilla, pero es una joya.

Lista de Ingredientes

  • Papas: 800 gr de papa amarilla, pelada y cortada en cubos medianos. (La papa amarilla es clave para una mejor textura, créeme).
  • Chiles: 3 chiles poblanos frescos.
  • Líquido: 5 tazas de agua o, si quieres subir de nivel, caldo de pollo.
  • El toque cremoso: 1 ½ tazas de crema ácida (sí, la que le pones a los tacos).
  • Sabor: 1 cubo de concentrado de pollo o 1 cucharadita de caldo en polvo.
  • Grasita de la buena: ¼ de barra de mantequilla (unos 22 gr).
  • Sazón: 1 cucharadita de sal (ajustar al final) y pimienta negra recién molida al gusto.
  • Opcional para servir: Queso rallado (manchego, chihuahua o el que se derrita rico), tocino frito picado o crutones.

Preparación

  1. A domar los chiles: Pon a asar los chiles poblanos directamente sobre la flama de la estufa o en un comal bien caliente. Gíralos hasta que su piel esté negra y ampollada por todos lados. No te asustes, no se están quemando (bueno, solo la piel). Mételos inmediatamente en una bolsa de plástico, ciérrala y déjalos sudar su por unos 10 minutos. Este vaporcito hará que pelarlos sea pan comido.
  2. El momento de la verdad: Pasado el tiempo, saca los chiles de la bolsa, retírales la piel quemada con los dedos o con ayuda de una cuchara, ábrelos, quítales las venas y las semillas. Pícalos en cuadros y resérvalos. Eres libre de llorar un poco si las venas te ganan la batalla.
  3. Papas al agua: En una olla, pon a calentar el agua (o caldo) a fuego medio-alto. Cuando esté caliente, añade las papas en cubos, la mantequilla, el cubo de concentrado de pollo, la sal y una buena cantidad de pimienta. Intenta que los cubos de papa sean del mismo tamaño para que no haya rebeldes que se cocinan más lento. Tapa la olla y deja que las papas se cocinen.

Dato curioso para que te luzcas: Mientras las papas hierven, te cuento que el chile poblano se llama así porque, ¡sorpresa!, se empezó a cultivar en Puebla. Cuando se seca, se convierte en el famoso chile ancho. Fin del comunicado cultural.

  1. El truco de la cremosidad: Cuando puedas picar una papa con un tenedor y se sienta suave pero aún firme (casi cocida), es momento de la magia. Baja el fuego al mínimo, agrega la crema y los chiles poblanos que tenías reservados. Mezcla suavemente.
  2. El gran final: Deja que la sopa hierva a fuego muy, muy bajo por unos 5 minutos más, solo hasta que las papas estén completamente cocidas. ¡Ojo! No dejes que la crema hierva a borbotones o se te puede cortar. Prueba de sazón y ajusta la sal o pimienta si es necesario. Apaga el fuego, tapa la olla y déjala reposar unos 10 minutos. Este reposo es clave, es como dejar que los sabores se hagan amigos antes de la fiesta en tu plato.

Consejos y Tips

  • La papa no es negociable (o casi): Insisto con la papa amarilla o de variedades similares. Tienen más almidón y al cocerse sueltan una cremosidad natural que la papa blanca simplemente no logra, evitando que la sopa quede aguada.
  • El terror de la crema cortada: La razón por la que agregamos la crema al final y a fuego bajo es para evitar el shock térmico. Si la echas en un líquido hirviendo violentamente, la grasa y el suero de la crema se separan, dándole una apariencia fea. Con el fuego bajo, se integra suavemente.
  • Eleva el sabor: Usar caldo de pollo o de verduras en lugar de agua con un cubo de concentrado siempre le dará un sabor más profundo y casero a tu sopa. Es un pequeño cambio que marca una gran diferencia.
  • Ponte creativo con los toppings: Esta sopa es un lienzo. Sírvela bien caliente con un poco de queso manchego rallado por encima para que se derrita, unos trocitos de tocino crujiente, crutones al ajo o un poco de cilantro fresco picado.

Ingeniero civil de profesión, pero amante de la naturaleza y la buena comida. Desde niño me ha emocionado observar las plantas, animales y hongos. Me encanta aprender nuevas cosas sobre el mundo que nos rodea, por lo que he decidido compartir mis observaciones y conocimientos a través de este medio.

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