Receta de Conchas Mexicanas: Suaves y Esponjosas

Hay olores que te reinician el día, y el de pan recién horneado definitivamente está en el top 3. Si eres de México, seguro hay un recuerdo grabado a fuego en tu memoria: entrar a la panadería del barrio, canasta en mano, y que el primer aroma que te golpee sea el de unas conchas tibias. Para mí, eran la estrella de esas cenas improvisadas de pan dulce con un vaso de leche fría, una tradición tan simple como perfecta.

Pero la concha no es solo un pan dulce, es un pedazo de historia. ¿Sabías que su origen se remonta a la época del Porfiriato? La panadería mexicana se inspiró en los brioches franceses para crear esta joya, adaptándola con maestría a nuestro gusto. Así que cuando horneas conchas, no solo estás haciendo pan, estás reviviendo un recuerdo y continuando una deliciosa tradición.

Ingredientes

No te asustes por la lista, los tienes casi todos en tu despensa. Los he separado para que no te hagas un lío.

Para la Masa (el corazón de la concha):

  • Harina de trigo de todo uso: 4 tazas (500 g), y un poquito extra para amasar.
  • Azúcar blanca: ¾ taza (150 g).
  • Leche entera: ¾ taza (180 ml), tibia. ¡Tibia, no hirviendo! No queremos asesinar a la levadura.
  • Levadura seca instantánea: 10 g (normalmente es un sobrecito).
  • Huevos: 2 enteros + 1 yema, a temperatura ambiente.
  • Mantequilla sin sal: 140 g, cortada en cubitos y a temperatura ambiente (suavecita, pues).
  • Sal: ¾ cucharadita. Siempre necesaria para balancear el sabor.
  • Extracto de vainilla: 2 cucharaditas de las buenas.

Para la Cobertura (la parte divertida):

  • Manteca vegetal: 150 g. No, aquí la mantequilla no es la mejor opción. Luego te explico por qué.
  • Azúcar glas (impalpable): 150 g.
  • Harina de trigo: 150 g.
  • Extracto de vainilla: 1 cucharadita.
  • Cacao en polvo sin azúcar: 1 cucharada (para las de chocolate, obviamente).

Preparación

Ponte música, sírvete un café y prepárate, que vamos a hacer magia.

  • Despertando a la levadura: En un tazón pequeño, mezcla la levadura, 1 cucharada del azúcar y 3 cucharadas de la harina. Vierte encima la leche tibia, revuelve un poco y tápalo. Déjalo en un lugar cálido por unos 20 minutos. Sabrás que está lista porque se verá como una esponja burbujeante y feliz. Si no burbujea… F por tu levadura, necesitas una nueva.
  • El volcán de la vida: Sobre tu mesa de trabajo bien limpia, forma un volcán con el resto de la harina y la sal. En el centro (el cráter, para entendernos) vierte la mezcla de levadura ya activa, los huevos, la yema, la vainilla y el resto del azúcar.
  • A ensuciarse las manos: Con los dedos o una raspa, empieza a integrar los ingredientes del centro hacia afuera. Cuando tengas una masa pegajosa, es hora de añadir la mantequilla suave, cubito a cubito.
  • El amasado (la prueba de paciencia): Ahora viene la parte donde te ganas el postre. Amasa durante 30-40 minutos. Sí, leíste bien. Al principio será un desastre pegajoso, pero confía en el proceso. Sigue amasando hasta que la masa esté lisa, elástica y no se te pegue en las manos. Si tienes batidora con gancho, son tus 15-20 minutos de gloria.
  • La primera siesta (levado): Engrasa un tazón grande con un poco de aceite. Forma una bola con tu masa, ponla dentro y gírala para que se cubra ligeramente. Tápala con un paño húmedo o plástico de cocina y déjala reposar en un lugar cálido por 1 hora y 20 minutos, o hasta que duplique su tamaño.
  • La cobertura de “plastilina”: Mientras la masa duerme, vamos con la cubierta. En un tazón, bate la manteca vegetal con el azúcar glas y la harina. La idea es que te quede una pasta suave y manejable, como una plastilina comestible.
  • Divide y vencerás: Divide esta pasta en dos. A una mitad, añádele la vainilla. A la otra, el cacao en polvo. Mezcla bien cada una por separado. ¡Dato curioso! Esta costra dulce, similar a un streusel, es una adaptación perfecta de técnicas europeas. Su función no es solo dar sabor, sino también proteger la masa y mantenerla tierna.
  • Formando las conchas: Desgasifica la masa (poncha la masa, pues) y divídela en porciones iguales de unos 65-70 g. Bolea cada porción hasta que tengas bolitas lisas y redondas. Colócalas en una charola para hornear con suficiente espacio entre ellas.
  • Vistiendo las conchas: Toma una bolita de cobertura, ponla entre dos plásticos y aplástala con una tortilladora o un rodillo hasta formar un círculo delgado. Cubre con él un bollo de masa, presionando suavemente.
  • El marcadito clásico: Con un cuchillo o un marcador para conchas, haz las líneas curvas características. No cortes profundo, solo marca la cobertura. Este paso es clave, ya que permite que la cobertura se expanda junto con la masa en el último reposo sin romperse de forma extraña.
  • La segunda siesta: Deja reposar las conchas ya formadas y cubiertas por 1 hora más. Verás cómo se inflan y se ven hermosas.
  • ¡Al horno!: Precalienta tu horno a 165°C (325°F). Hornea las conchas durante 16-18 minutos, o hasta que la base esté ligeramente dorada. La cobertura no se debe dorar. Sácalas y déjalas enfriar en una rejilla.

Tips y consejos

Aquí te van unos secretos para que tus conchas sean la envidia del barrio.

  • El porqué de la manteca vegetal: Usamos manteca y no mantequilla en la cobertura por una razón simple: su punto de fusión es más alto. Esto ayuda a que el diseño de la concha se mantenga perfecto durante el horneado y no se derrita en un manchón triste.
  • Amasado es sinónimo de esponjosidad: No te saltes el tiempo de amasado. Esos 30-40 minutos son cruciales para desarrollar el gluten, la red de proteínas que atrapa el aire y hace que el pan quede increíblemente suave y esponjoso, y no como un ladrillo. Si tienes batidora de pedestal con gancho, úsala. Tu brazo te lo agradecerá.
  • Variaciones de sabor: No te limites a vainilla y chocolate. La cobertura es un lienzo en blanco. Prueba añadirle ralladura de naranja, un poco de canela en polvo o hasta colorante alimentario para hacer conchas rosas o amarillas.
  • Conservación de campeón: Para que no se pongan duras al día siguiente (si es que sobran), guárdalas en un recipiente hermético. El truco de la abuela: mete una rebanada de pan de caja en el recipiente. Ayudará a mantener la humedad.
  • ¿Levadura instantánea o activa? Yo usé instantánea, que se puede mezclar directo. Si solo encuentras levadura seca activa, el proceso es el mismo, solo asegúrate de que se active bien en la leche tibia con azúcar antes de incorporarla. Es tu póliza de seguro para un pan bien inflado.

Ingeniero civil de profesión, pero amante de la naturaleza y la buena comida. Desde niño me ha emocionado observar las plantas, animales y hongos. Me encanta aprender nuevas cosas sobre el mundo que nos rodea, por lo que he decidido compartir mis observaciones y conocimientos a través de este medio.

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