Arroz con Leche Cremoso: La Receta Definitiva

¿Existe algo más decepcionante que esperar un postre cremoso y recibir una sopa? A mí me pasó durante años. En mi casa, el arroz con leche era una especie de atole tibio con granos de arroz en el fondo, que sí, tenía su encanto, pero mi vida cambió el día que en una fiesta probé la versión correcta: un manjar espeso, dulce y tan cremoso que parecía un puré de los dioses. Ese día comenzó mi búsqueda del Santo Grial de los postres.

Y es que esta receta tiene más historia de la que crees. ¿Sabías que el arroz con leche tiene sus orígenes en Asia y llegó a España gracias a los árabes? En la Edad Media, era considerado un lujo de la realeza por lo caros que eran el arroz y el azúcar. Así que, cuando prepares esta receta, siéntete de la nobleza, aunque sea por un ratito. Después de muchas pruebas y errores, por fin di con la fórmula perfecta para conseguir esa textura que me deslumbró hace años, y hoy, por fin, te la comparto.

Lista de Ingredientes

  • 1 taza de arroz de grano corto o redondo (¡el de sushi funciona de maravilla!)
  • 2 tazas de agua
  • 1 rama de canela grandecita
  • La cáscara de 1 limón amarillo (solo la parte verde, que la blanca amarga y nos arruina el postre)
  • 1 lata de leche evaporada (unos 360 ml)
  • 1 lata de leche condensada (la que te guste, aquí no juzgamos tu nivel de dulzura)

Opcional para decorar: canela en polvo, nuez picada o pasas.

Preparación

  1. El primer hervor (y el más aburrido): En una olla mediana, pon a calentar el agua con la rama de canela. Cuando suelte el hervor, añade el arroz (previamente enjuagado, por favor, no te saltes este paso). Baja el fuego al mínimo, tapa la olla y déjalo a su suerte unos 15 minutos o hasta que el arroz haya absorbido casi toda el agua. No te despistes mucho, que se puede pegar.
  2. Llegan los lácteos a la fiesta: Una vez que el arroz esté cocido y casi seco, retira la olla del fuego. Vierte la leche evaporada y la leche condensada. Aquí también añades la cáscara de limón. Remueve todo con una pala de madera como si no hubiera un mañana para que se integren bien los sabores.
  3. El truco está en la paciencia: Regresa la olla a fuego bajo. Ahora viene la parte donde te ganas el cielo (y la cremosidad). Tienes que remover constantemente, con calma, para que el arroz suelte su almidón y la mezcla espese. Esto puede tardar entre 10 y 15 minutos. Verás cómo pasa de ser una sopa a tener un cuerpo digno de un postre de verdad.

Por cierto, ¿sabes que existe una versión llamada “arroz emperatriz” que lleva yemas de huevo? Pero no nos compliquemos la vida, la nuestra ya es perfecta.

  1. El reposo del guerrero: Una vez que tenga la consistencia deseada (recuerda que al enfriar espesará todavía más), apaga el fuego. Con mucho cuidado, pesca y retira la rama de canela y las cáscaras de limón. Nadie quiere encontrarse eso en su tazón.
  2. El momento de la gloria: Sírvelo tibio o déjalo enfriar por completo y refrigéralo por un par de horas. Justo antes de servir, espolvorea un poco de canela en polvo por encima. Si te sientes espléndido, añade unas nueces picadas. Ahora sí, a disfrutar.

Consejos y Tips

  • El porqué de la cremosidad: El secreto no es solo la leche condensada, sino el almidón del arroz. Por eso te insisto en usar arroz de grano corto (rico en almidón) y en remover pacientemente al final. Ese movimiento ayuda a que el grano libere el almidón, que actúa como un espesante natural.
  • ¿Enjuagar o no enjuagar?: Mucha gente dice que no se enjuague el arroz para no perder almidón. Yo recomiendo un enjuague rápido, solo uno, para quitarle el polvillo superficial y evitar que quede gomoso, pero sin despojarlo de toda su magia. Es el equilibrio perfecto.
  • Variaciones para valientes: Si quieres darle un giro tropical, sustituye la leche evaporada por una lata de leche de coco. El resultado es espectacular. También puedes añadir un chorrito de vainilla o incluso ron al final de la cocción para un toque más adulto.
  • Conservación: Si por un milagro te sobra, guárdalo en un recipiente hermético en el refrigerador. Te aguantará perfectamente de 3 a 4 días. Notarás que se pone bastante más denso; si lo quieres más ligero, puedes añadir un chorrito de leche normal y remover bien antes de servir.

Ingeniero civil de profesión, pero amante de la naturaleza y la buena comida. Desde niño me ha emocionado observar las plantas, animales y hongos. Me encanta aprender nuevas cosas sobre el mundo que nos rodea, por lo que he decidido compartir mis observaciones y conocimientos a través de este medio.

Publicar comentario